Estaba destinada al Divorcio 💔... Hasta que hice ESTO!
Hola, soy Jesu Alessandri. Desde niña me fascinó el poder de las familias que trabajan unidas, quizás porque crecí en medio de varios divorcios conflictivos (papás y abuelos), por lo que me prometí no repetir esa historia.
Soñaba cómo haría las cosas diferentes cuando tuviera mi propia familia, pero las estadísticas me jugaban en contra: “Los hijos de padres separados tienen 50% más de probabilidades de divorcio en sus matrimonios” (Fuente)
No quería terminar separada y repetir el trauma familiar, pero tampoco quería mantenerme casada siendo infeliz. Los divorcios no podían ser una herencia transgeneracional. Debía existir una mejor manera, una fórmula para que las familias funcionen bien a pesar de los desafíos.
Así que me puse a investigar. Leí, estudié todo lo que podía sobre familia, matrimonio y crianza. Aprendí a manejar presupuestos, llevar una casa, cocinar, etc...
Un día encontré a un hombre que compartía mis valores y proyecto familiar. Nos casamos, nació nuestro primer hijo, me lo pusieron en las manos y mi mente se quedó en blanco…
¿Qué hago ahora? ¿Cómo compatibilizo mi matrimonio, mi hijo, mis amigas, mi familia, mi carrera profesional, la casa? Apenas duermo… Mi cabeza no funciona 😞 ¿Dónde está el manual para ser feliz, exitosa, buena mamá y tener un buen matrimonio?
Estaba superada y me sentía sola. Miraba al lado y todos parecían tener una familia perfecta, libre de problemas y discusiones. Apenas estaba comenzando mi familia, y ya me sentía un fracaso.
Sin darnos cuenta, nos vimos atrapados en la “Carrera de la Rata”: Trabajar todo el día como locos para llevar el estilo de vida que “socialmente” nos correspondía. Había que endeudarse un poco para lograrlo, era lo normal, todos lo hacían.
Si solo nos esforzamos un poco más, ganaremos el ascenso, ganaremos más dinero, todo se solucionará y ahí, por fin, podremos tener tiempo para nosotros.
El pasto del vecino siempre era más verde (y nuestras deudas más altas).
Pero la peor parte de “La Carrera de la Rata” fue perder nuestro proyecto de familia. Ya no teníamos meta común, ni caminábamos por el mismo camino. La máquina del día a día nos había tragado, perdimos el control de nuestras vidas y nuestros sueños quedaron enterrados bajo deudas.
No éramos felices y nos enfermamos grave los dos.
Estaba enojada con el mundo, pero especialmente conmigo misma. Las malditas estadísticas sobre los hijos de padres separados se reían en mi cara, mientras estaban a punto de convertirme en otra más de sus víctimas.
“No podemos seguir así”
Tocar fondo fue doloroso, pero tuvo un efecto positivo… permitió que se dieran las conversaciones que evitamos durante tanto tiempo.
De a poco, y con cuidado, empezamos a compartir con mi marido nuestros miedos, frustraciones y sueños. Cada día las palabras fluían más fácil.
Pero la pregunta que más nos ayudó fue ¿Qué infancia queremos para nuestros hijos?
Cuestionamos nuestras carreras profesionales, el barrio donde vivíamos, los autos que teníamos, las personas con que nos juntábamos, todo. Decidimos priorizar el tiempo juntos en familia, la educación de todos nosotros, nuestros amigos positivos y el autocuidado.
El plan: trabajar menos para volver a tener tiempo para lo que realmente nos importaba, y para eso, necesitábamos reducir nuestros gastos.
Buscamos opciones para manejar nuestras finanzas, y las probamos todas, pero las teorías en papel no funcionaban en el caos de una familia real o eran sistemas muy gringos inaplicables en nuestro país. Así que creamos nuestro propio sistema.
Y cuando las cosas se ponían difíciles, nos apoyábamos con mi marido y recordábamos nuestro norte, tomábamos aire y volvíamos a la carga.
Poco a poco, las deudas comenzaron a desaparecer, aparecieron grandes amigos, construimos un huerto, adoptamos a Slinky (nuestro perro), tuvimos tiempo para volver a leer, pagamos nuestra casa, vendimos lo que no usábamos y ahorramos para nuestra vida soñada.
Entremedio nació nuestra tercera hija y reafirmamos que un matrimonio que trabaja unido, con un plan claro y buena comunicación, es imparable.
Este viaje de reconstrucción me llevó de regreso a la Universidad a estudiar un Magíster en Familia y Mediación. Aprendí a conectar todas mis pasiones: la psicología, derecho, diseño, finanzas y neurociencias para ayudar a familias a comunicarse (sin tirarse los platos por la cabeza) para poder definir y construir su propio proyecto de vida familiar.
Hoy vivo la familia que soñé a los 12 años.
Nuestro proyecto familiar nos llevó a mudarnos a Portugal el 2023 donde vivimos tranquilos, presentes en las vidas de nuestros hijos, priorizando la educación y la cultura. Ahora tenemos tiempo para los amigos y para cuidar de nosotros.
Compartimos más tiempo en familia que nunca antes y somos 100% nosotros mismos.
Mi pasión es ayudar a más familias a lograr sus proyectos familiares, como nosotros lo hicimos, y así poder vivir más unidos y felices que nunca!!
¿Te sumas?